San Prudencio

 

No podemos hacer otra cosa que alegrarnos y celebrar la noticia que el Ayuntamiento anunció el mismo día que comenzaban las Ferias de San Isidro, el pasado 12 de mayo. Por fin, la Junta de Gobierno Local dio luz verde a la licencia de obras para la rehabilitación y consolidación de una de las joyas del patrimonio arquitectónico de Talavera, la iglesia de Santa Catalina, más conocida como la iglesia de San Prudencio.San Prudencio

Se necesita millón y medio de euros para llevar a cabo la obra, y todavía las autoridades locales están haciendo un llamamiento a otras entidades mayores para conseguir el montante económico total, pero es un gran paso.

 

No es que las obras vayan a comenzar ya, porque ya se sabe que “las cosas de palacio van despacio”. De momento la Fundación Aguirre Patronato Asilo de San Prudencio, propietaria del inmueble, ya puede iniciar los trámites para realizar la redacción definitiva del proyecto, que tendrá que contar con el beneplácito de todas las administraciones que finalmente colaboren en su financiación.

Esperemos que estos trámites no se demoren mucho más, pues esta iglesia lleva muchos años cerrada al público; tan solo en contadas ocasiones han dejado realizar algunas visitas, debido al peligro que entraña por el mal estado en el que se encuentran algunos de los elementos arquitectónicos de la misma.San Prudencio

Sin embargo, es bien sabido que muchos talaveranos están pidiendo hace tiempo que se haga algo para evitar que este patrimonio se pierda definitivamente. Todavía no se tiene claro si su destino será el culto religioso o el cultural. Algunas ideas son llevar a cabo un museo de los pasos de Semana Santa o un auditorio; e incluso posibilitar la entrada al conocido Balcón de la Reina y así poder contemplar las vistas que desde allí se disfrutan.

Pero esta discusión podrá debatirse y dirimirse en el trascurso de las obras, que probablemente no serán cortas. Lo importante es que se recupere el edificio para que los talaveranos y todos los que nos visitan puedan admirar este tesoro arquitectónico que nos legaron nuestros antepasados.

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