Se aproxima la festividad de nuestra patrona, Nuestra Señora la Virgen del Prado, que tanta devoción despierta en Talavera y toda la comarca, y que data de antigüo.
La primera imagen de la virgen talaverana, nos la regaló el rey godo Liuva II, allá por el año 602 como agradecimiento por los servicios prestados a su causa por los talaveranos; aunque la talla que alberga la Basílica actualmente no es tan antigüa, se cree que la fecha de la misma está en torno a finales del S. X o principio del XI.
Lo que está claro es que esta pequeña imagen ha logrado ir aumentando su influencia en esta zona desde que llegó a estas tierras. Así, el templo que heredó de la diosa Ceres fue ampliado en diversas ocasiones para acoger a los numerosos fieles que se acercaban a venerarla hasta llegar al templo actual, que como todos sabemos, hasta 1989 tenía la categoría de Ermita, una ermita de dimensiones tan inusuales que el rey Felipe II la catalogó como la “Reina de las Ermitas”.
Las muestras de adoración y agradecimiento a nuestra patrona han sido siempre muchas, y han quedado patentes en el extraordinario tesoro de que dispone, y que fue bastante esquilmado por los franceses en la Guerra de la Independencia. Se decía que la Virgen del Prado tenía tantos mantones y capotes (por aquello de su proximidad a la plaza de toros) que podía cambiarse todos los días del año y no repetir. Entre todos ellos destacaba uno que fue regalado en 1500 por los Reyes Católicos y en el que se puede leer el lema de los mismo “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”. De él todavía podemos contemplar los restos del que fue un magnífico manto en la exposición del tesoro de la Virgen.
La Virgen del Prado también fue nombrada alcaldesa de la ciudad, y por ello durante una época se celebraba un pleno en el Camarín. Lugar muy transitado durante la festividad de la patrona el 8 de septiembre, cuando numerosas familias acuden a besar el manto de la Virgen e incluso a cumplir la tradición de presentar ante Nuestra Señora a los recién nacidos en el último año. Este camarín también se abre al público el 31 de diciembre y el 1 de enero, para que todos aquellos ciudadanos de Talavera y su comarca acudan a despedir el año y pedir gracia para el nuevo que comienza.
Y como cada año esta querida Virgen esperará y atenderá complaciente las peticiones de todos los que se acerquen hasta su templo, un año más.